El legado de Guillermo Barbieri en el tango argentino
Carmen Barbieri, reconocida figura del espectáculo argentino, lleva consigo el legado de su familia, marcado por la historia y la tragedia que rodearon a su abuelo, Guillermo Barbieri. Este talentoso guitarrista y compositor acompañó a Carlos Gardel durante 14 años, y su vida se apagó trágicamente en el accidente aéreo de Medellín en 1935, que no solo enlutó a su familia, sino que también dejó una profunda huella en la memoria colectiva del país. Guillermo, nacido el 25 de septiembre de 1894, era hijo de un aficionado a la guitarra, y desde joven mostró inclinación por el instrumento, lo que lo llevó a forjar una carrera en el escenario del tango.
La historia de Guillermo Barbieri es un relato de pasión por la música, amistad y dedicación. A comienzos del siglo XX, empezó a destacar en pequeños escenarios de Buenos Aires, formando un trío que lo llevó a ganar experiencia en esa vibrante escena cultural. Su encuentro con Carlos Gardel, clave para su carrera, ocurrió en una fiesta en Bajo Belgrano. Desde ese momento, el músico se convirtió en el guitarrista principal de Gardel, no solo por su destreza con la guitarra, sino por la profundidad de su conexión con el Zorzal, que se reflejaba en una amistad profunda y en una serie de composiciones que enriquecerían el repertorio del tango, como “Anclao en París”. La relación entre ambos trascendía lo profesional; detalles como el anillo que Gardel compró para sus músicos en París simbolizan el lazo que compartieron, un vínculo que Carmen Barbieri conserva como un tesoro familiar.
El 24 de junio de 1935, el destino se tornó trágico. El avión en el que viajaban Gardel, Barbieri y su equipo se estrelló, truncando las vidas de muchos e inmortalizando la figura de Gardel como una de las grandes leyendas de la música. Carmen, cada años, conmemora la memoria de su abuelo a través de redes sociales, recordando no solo al músico, sino también al hombre que dejó una marca inigualable en el tango argentino. Sus emotivos posteos, acompañados de fotografías familiares, refuerzan la conexión entre generaciones y el amor por el arte que caracteriza a esta familia. Así, la historia de Guillermo y su legado sigue resonando, no solo en la familia Barbieri, sino en todos aquellos que aman y celebran el tango.
