Un Incidente Aterrador en la Ruta 40
El lunes por la tarde, un colectivo de larga distancia que se dirigía a Esquel vivió un momento crítico en la Ruta 40. La jornada comenzó como cualquier otra, pero pronto, el olor a quemado alertó al conductor. En cuestión de segundos, se escuchó una explosión y el motor comenzó a emitir humo. La reacción fue inmediata: el chofer detuvo el vehículo, abrió las puertas y comenzó a evacuar a los 24 pasajeros a bordo. A medida que las llamas avanzaban, algunos, incluidos menores de edad, se vieron obligados a salir por las ventanas, demostrando que la rapidez en estos casos es vital.
La causa de este tipo de incendios puede variar, pero generalmente se relaciona con fallas mecánicas, sobrecalentamiento del motor, cortocircuitos eléctricos o pérdida de fluidos inflamables. Esta situación refleja la importancia de los controles preventivos en las unidades de transporte de pasajeros. Además, muchas rutas, como la 40, a menudo presentan un estado crítico que puede exacerbar los riesgos de incendios, convirtiendo cada trayecto en una posible emergencia. La combinación de un servicio de transporte seguro y carreteras adecuadas es esencial para minimizar los peligros.
La actuación rápida de los equipos de emergencia puede hacer la diferencia entre un susto y una tragedia. En este caso, tres dotaciones de bomberos de Esquel llegaron al lugar junto a efectivos de Gendarmería Nacional y personal de Seguridad Vial, logrando controlar las llamas antes de que el daño fuera irreversible. A pesar de la destrucción del colectivo y parte del equipaje, gracias a la oportuna evacuación, no se registraron heridos. Tras controlar la situación, los ocupantes fueron reubicados en otro colectivo y pudieron continuar su viaje, una muestra del trabajo en equipo en situaciones de crisis.