Emir Yoma fue uno de los hombres más influyentes —y más polémicos— del poder político argentino en los años ‘90. Cuñado de Carlos Menem, operador en las sombras y articulador de relaciones con empresarios, banqueros y gobiernos extranjeros, su figura marcó a fuego el corazón del menemismo en su etapa más cruda y desregulada. Poco conocido por el gran público, su nombre aparece cada vez que se menciona el lado oculto del poder durante la década del ‘90. Hoy, con la serie de Amazon Prime sobre Menem, su historia vuelve al centro de la escena.
El ascenso de Emir Yoma: del círculo íntimo al corazón del poder
Nacido en La Rioja y de origen sirio-libanés, Emir Yoma no era un cuadro político tradicional, pero su apellido —hermano de Zulema Yoma, esposa del entonces presidente— le abrió las puertas del poder. A partir de la asunción de Carlos Menem en 1989, comenzó a ocupar un rol privilegiado como asesor presidencial, sin cargo formal pero con acceso total.
Fue uno de los hombres más cercanos al presidente, encargado de negociaciones delicadas, acuerdos estratégicos y vínculos internacionales. Su tarea principal: mantener aceitados los engranajes del poder. Tenía llegada directa a ministerios, empresarios, diplomáticos y servicios de inteligencia. Para muchos, era el verdadero ministro sin cartera del menemismo.
Emir se movía con sigilo. No daba declaraciones, no aparecía en actos oficiales, pero estaba en cada mesa de decisión importante. En la Casa Rosada se lo conocía como “el hombre que hablaba por Menem”.
Negocios, armas y el caso IBM-Banco Nación
El nombre de Emir Yoma quedó marcado por varios escándalos judiciales. El más emblemático fue el caso IBM-Banco Nación, una causa por presuntos sobreprecios en un contrato millonario de informatización bancaria en la que se investigó el pago de sobornos. Yoma fue acusado de integrar una red de intermediarios que habrían cobrado comisiones ilegales.
Otro punto oscuro de su trayectoria estuvo relacionado con la venta de armas a Croacia y Ecuador durante los años ‘90, en operaciones que violaban embargos internacionales. Aunque no fue el principal imputado, su nombre apareció en el entramado de relaciones que hizo posibles aquellas transacciones.
En 2001, Emir Yoma fue procesado y detenido durante la instrucción del caso IBM, pero luego fue liberado. Su figura pasó a representar una época donde el Estado, el negocio y el poder personal se entremezclaban sin controles claros. Para muchos, Yoma simboliza el costado más opaco del modelo de “gobernabilidad” que instauró el menemismo.
Vínculos internacionales y la diplomacia paralela
Uno de los aspectos menos explorados públicamente pero más influyentes de Emir Yoma fue su rol en las relaciones internacionales no oficiales. Tenía vínculos fluidos con empresarios de Medio Oriente, diplomáticos de Estados Unidos y operadores de inteligencia. Su ascendencia árabe y su red de contactos personales le permitieron establecer puentes informales con países clave para el comercio y la geopolítica argentina de ese momento.
Este tipo de “diplomacia paralela” fue cuestionada por sectores de la Cancillería y la oposición, que acusaban a Yoma de manejar negocios millonarios sin pasar por los mecanismos institucionales del Estado. Sin embargo, nada de esto impidió que siguiera operando durante buena parte del gobierno de Menem.
Caída y silencio: el final de un operador
Con el paso de los años y el desgaste del menemismo, Emir Yoma fue perdiendo poder. Su salida del círculo presidencial coincidió con el avance de las causas judiciales y el cambio de clima político. Dejó de aparecer incluso en las sombras. Se recluyó, dejó de dar señales públicas y se alejó de la política.
En el siglo XXI, su figura fue casi olvidada por los medios, pero sigue siendo un símbolo de la concentración de poder informal que caracterizó a la política argentina en la década del ‘90. Fue, quizás, el mayor ejemplo del “hombre fuerte” que nunca fue electo, pero cuya firma definía políticas, contratos y destinos.
Emir Yoma en la serie de Menem (Amazon Prime Video)
En la ficción estrenada por Amazon Prime Video, Emir Yoma aparece como personaje secundario pero clave. Es representado como un operador hábil, misterioso, siempre en contacto con el presidente y fundamental en las decisiones que no pasaban por los canales oficiales.
Si bien su nombre no es tan popular como otros personajes, la serie lo rescata como parte del engranaje real de poder que sostenía el proyecto menemista. Su aparición, breve pero significativa, sirve para recordar que en la Argentina de los ‘90, muchas veces el poder no estaba donde se lo veía, sino donde se decidía en voz baja.
Emir Yoma fue, sin dudas, uno de los hombres que supo tener la llave del poder sin ocupar nunca una oficina con su nombre en la puerta. Y hoy, su historia vuelve a despertar interés con la mirada crítica de una generación que empieza a preguntar: ¿quiénes fueron realmente los que gobernaban?