La historia de Ariel Bistagnino: Un hombre que vive de su pasión literaria mientras acompaña a su hijo
En el corazón de Bariloche, en la intersección de Mitre y Villegas, se erige un pintoresco puesto que ha pasado a formar parte del paisaje local. Ariel Bistagnino, un autor y vendedor de libros, ha convertido su pasión por la literatura en su modo de vida. Desde su posición estratégica, Ariel atrae tanto a turistas como a lugareños, quienes, al reconocerlo, a menudo le preguntan por nuevas producciones. En un mundo donde el comercio callejero suele centrarse en souvenirs y artesanías, su oferta destaca, presentando libros que él mismo ha escrito. Esta singularidad no solo resalta su amor por la literatura, sino que, a su vez, crea un nexo humano, fomentando conversaciones sobre sus obras y la experiencia de leer.
Ariel no siempre fue el escritor que conocemos hoy. Su trayectoria literaria comenzó en la adolescencia, cuando encontró refugio en las palabras en medio de un extraño trauma infantil. A medida que crecía, se dio cuenta de que la escritura sería su destino. Un primer encuentro con "El misterio del cuarto amarillo", de Gastón Leroux, encendió una chispa que lo llevó a participar en concursos literarios locales. A partir de ese momento, no ha dejado de escribir, realizando un viaje iniciático que lo llevó por diversos países y finalmente a decidir quedarse en Bariloche cuando la vida le presentó la oportunidad de involucrarse activamente en la crianza de su hijo.
La llegada de su hijo fue un punto de inflexión en su vida. Al tomar la decisión de establecerse en Bariloche, dejó atrás planes de viajar por el país y optó por un camino más estable. Sus primeros pasos en la venta de libros fueron en colectivos, donde se convirtió en una figura familiar para los pasajeros. Con el tiempo, tras sortear varios obstáculos y buscando siempre un espacio donde pudiera ofrecer sus obras de manera legítima, encontró un lugar en la esquina mencionada, donde su puesto no solamente vende libros, sino que también es un reflejo de su visión estética. Así, Ariel ha logrado un equilibrio entre su pasión literaria y su rol de padre, convirtiendo el acto de escribir y vender en una manera de conectar y compartir su amor por la lectura con las nuevas generaciones.
