Reclamos de la Comunidad Educativa de la Escuela 71: Una Realidad Aprehensiva
La reunión que dejó huella
El pasado 21 de agosto de 2025, se llevó a cabo un encuentro crucial entre la comunidad educativa de la Escuela 71 y representantes del gobierno local. Santiago Velázquez, quien estuvo presente, reconoció la existencia de problemas constructivos y el desafío que implica el mantenimiento del edificio. “A veces no llegás en tiempo y forma,” comentó, resaltando la importancia de la comunicación. Durante el diálogo, se identificaron aspectos críticos, como el estado del tanque de agua, lo que llevó a Velázquez a comprometerse a trabajar en un anteproyecto para la construcción de un nuevo edificio, una solución que la comunidad demanda con urgencia.
Testimonios de los padres: la voz de la experiencia
Uno de los momentos más emotivos de la reunión fue cuando Julio, un padre con 31 años de historia en la escuela, expresó su frustración. “Hoy tomó una muestra de agua, no la pudiste haber tomado a principio de año,” enfatizó, refiriéndose a la falta de conocimiento y acción por parte de las autoridades. Esta preocupación fue compartida por Belén, quien recordó su propia experiencia como egresada. Señaló que el establecimiento ha permanecido casi inalterado en 30 años, mencionando que algunos tanques de agua son antiguos y posiblemente nocivos. Su voz refleja el descontento de muchos padres que, a pesar de reconocer el esfuerzo del personal para mantener la escuela en condiciones, se sienten desilusionados por la falta de avances efectivos.
Promesas incumplidas y exigencias inminentes
Durante la charla, Belén también resaltó la importancia de cumplir con lo prometido. “Nos prometieron un edificio nuevo, se tenía que hacer un edificio nuevo porque este es provisorio hace 50 años,” dijo con desgano, resaltando la necesidad de una respuesta inmediata. En su intervención, dejó claro que la paciencia de los padres se ha agotado y que “la sábana corta es nuestra paciencia.” El reclamo no solo se refiere a las condiciones edilicias, sino que también abarca una necesidad de compromiso real por parte del ministerio para gestionar cambios que beneficien a quienes asisten a la escuela. Es un grito de desesperación por parte de una comunidad que busca lo mejor para sus niños y un futuro educativo seguro.