La Tragedia Silenciosa de Martina en Gran Hermano
Durante su estadía en la última edición de “Gran Hermano”, Martina Pereyra vivió una experiencia de aislamiento que superó las expectativas de cualquier reality. Durante 132 días, la joven estuvo desconectada del mundo exterior, sin tener idea de que su vida familiar se veía marcada por una tragedia: el fallecimiento de su abuela. Esto ocurrió a principios de febrero, pero su familia tomó la difícil decisión de no informarle sobre la pérdida, priorizando su permanencia en el programa. Este episodio generó gran conmoción y debate en los medios cuando, al salir de la casa el 13 de abril, Martina recibió la noticia que le cambió la vida en el primer día fuera del reality.
La revelación de este acontecimiento fue un verdadero shock para la joven. Al referirse a su reacción, expresó frente a las cámaras: “No, yo estoy bien. La verdad que sí. Fue un shock hoy cuando me lo contaron. Pero bueno, fue una decisión de mi familia, de mis tíos, de mis papás, de mis primos… Y los entiendo.” La mezcla de emociones y el proceso de duelo que tuvo que enfrentar en un espacio tan público como lo es la televisión, agregó una capa de complejidad a su experiencia. La situación se volvió aún más tensa cuando el conductor Ángel de Brito abordó el tema durante una emisión de “LAM”, lo que encendió el debate sobre el protocolo de comunicación en “Gran Hermano”.
De Brito explicó cómo funciona el protocolo de avisar a los participantes sobre situaciones graves de sus familiares antes de ingresar a la casa. Aclaró que, aunque los concursantes pueden expresar su deseo de recibir información, la decisión final siempre recae en las familias. En el caso de Martina, su abuela había sido una figura activa en el programa, asistiendo a la tribuna. Tras conocerse la noticia, muchos cuestionaron a su familia sobre la decisión de no comunicarle el fallecimiento. Sin embargo, Martina, en una charla posterior con Posta Podcast, defendió la decisión: “Le agradezco a mi familia de no haberme sacado de ahí para hacer algo que yo no podía solucionar.” A su pesar, esto implicó que no pudo despedirse de su abuela como hubiera deseado, pero se aferra a los recuerdos felices que tiene de ella. Su reflexión revela la complejidad de vivir una experiencia pública mientras se atraviesa un duelo personal profundo.