La jueza de Nueva York, Loretta Preska, ha vuelto a generar polémica con su reciente fallo en el caso YPF, obligando a la República Argentina a enfrentar una deuda monumental de USD 16.100 millones. Esta decisión se origina en un reclamo de fondos especulativos que consideran que hubo incumplimiento en la expropiación de la petrolera YPF en 2012 bajo la administración de Cristina Kirchner. Preska, en un giro inesperado, ahora exige al gobierno argentino que proporcione un listado completo de todos sus activos en el exterior, incluyendo aquellos de carácter estratégico relacionados con la defensa. Este requerimiento ha sido rechazado por la defensa argentina, que planteó la necesidad de diferenciar entre activos comerciales y estratégicos.
La tensión entre la jueza y el gobierno argentino no se detiene ahí. Argentina había conseguido una victoria parcial al intentar impedir la entrega del 51% de las acciones de YPF, sin embargo, Preska mantuvo su insistencia en que el país entregara comunicaciones y chats de ministros de Economía relacionados con el caso. Esta dinámica ha llevado a la República Argentina a presentar varias apelaciones, buscando limitar el alcance de las exigencias sobre sus activos y la documentación solicitada. La situación añade un nivel extra de complejidad al proceso legal, dado que se cuestiona la validez de estos requerimientos bajo la legislación argentina y la jurisprudencia de Estados Unidos.
En los próximos meses, se preverán audiencias cruciales, incluyendo una después de las elecciones legislativas de octubre, donde el gobierno argentino reafirmará su compromiso de proteger los intereses nacionales. La Procuración General del Tesoro ha manifestado su desacuerdo con las decisiones de Preska y está evaluando cómo proceder legalmente para abordar lo que consideran resoluciones erradas. Este proceso judicial ha puesto a prueba la capacidad del país para defender sus activos frente a la presión internacional, y cada nuevo fallo parece añadir un capítulo más a una saga llena de intrigas y desafíos económicos.
