El efímero paso de García Aspe por River Plate
Alberto García Aspe, aquel talentoso volante ofensivo mexicano que se destacó en el fútbol internacional, hizo historia al convertirse en el único jugador de su país en vestir la camiseta de River Plate. Sin embargo, su paso por el club argentino fue tan fugaz como sorpresivo. En septiembre de 1995, con 28 años, llegó de Necaxa, pero se encontró con un panorama complicado: apenas disputó siete partidos, de los cuales ninguno fue el tiempo completo, y, desafortunadamente, no logró marcar ni un solo gol. Con el regreso a México tras tres meses, el Beto reconoció su experiencia como un “fracaso”.
Un debut sin brillo
El primer contacto de García Aspe con la afición millonaria ocurrió el 14 de septiembre de 1995, cuando debutó en un triunfo ante Peñarol en la Supercopa, entrando al campo a falta de nueve minutos. Pese a estar rodeado de grandes figuras como Enzo Francescoli, Hernán Crespo y Ariel Ortega, no logró ganarse un lugar y fue sustituido rápidamente. En los siguientes encuentros, se vio mucho más de lo mismo: unos pocos minutos y calificaciones mediocres por parte de la prensa, con un promedio de apenas 3.80 en El Gráfico. La falta de minutos y oportunidades, sumada a las condiciones del cuerpo técnico, dificultaron que su calidad futbolística brillara en el Monumental.
Regreso triunfal a México
Una vez de vuelta en México, García Aspe reencontró su nivel y se convirtió en capitán de la selección, brillando en la Copa del Mundo de Francia 1998, donde anotó un gol y se volvió a ganar el cariño de los hinchas. Su trayectoria incluía éxitos en el fútbol azteca y conquistas con el Tri, pero su paso por el fútbol argentino sigue siendo una sombra en su carrera, un recordatorio de que, a veces, aunque el talento está presente, el contexto puede ser decisivo para el destino de un jugador.