Un Abrazo al Limay: La Movilización Ciudadana en Defensa de un Ecosistema Vital
El 8 de octubre de 2025 marca un nuevo hito en la historia del abrazo al río Limay, un evento simbólico que une a la comunidad en torno a la protección de este valioso ecosistema. La directora de la escuela del Ñirihuau, Jorgelina Mazzuco, fue una de las voces destacadas en esta edición, donde un grupo de estudiantes se sumó a la movilización. Mazzuco expresó que era un “lujo y un ejemplo para las futuras generaciones” ver cómo los chicos conocen y valoran la importancia del río. Este abrazo anual no solo resalta la belleza del Limay, sino que también enfatiza el compromiso de cuidar el entorno que nos rodea, destacando la necesidad de decir no a proyectos de represas que amenazan su integridad.
Historia de un Legado Colectivo
La ex intendente y concejal, Mónica Balseiro, ha sido parte de este movimiento durante más de tres décadas. Este año, se celebró el 31° abrazo, y Balseiro reflejó la pasión y el deseo colectivo de continuar con esta tradición. La participación de las escuelas es fundamental, aseguró, ya que son los jóvenes quienes llevarán adelante esta lucha por el río. “Logramos unir a las personas preocupadas por el medio ambiente a través de la comunicación lenta pero efectiva, y así vinieron a demostrar que el río es un patrimonio que debe ser cuidado”, comentó. Esta historia de movilización y resistencia, que comenzó de forma espontánea, se mantiene viva gracias a la voz de los ciudadanos comprometidos con el legado de protección del Limay.
Reflexiones desde el Corazón de Patagonia
La emoción fue palpable entre los asistentes, especialmente para Marité Berbel, quien participó por primera vez en el abrazo. “Sentí que era una asignatura pendiente”, confesó, subrayando la relevancia de que la comunidad tome conciencia sobre las amenazas que enfrenta nuestro entorno, incluyendo el impacto negativo de las especies no autóctonas. Berbel, además, destacó la profunda conexión emocional que sienten los patagónicos hacia el Limay, simbolizada en la canción “Dulce Limay”, que resuena en los corazones de muchos. Este evento no solo es una forma de resistencia, sino también una celebración cultural que reafirma la identidad de quienes habitamos esta región y que estamos dispuestos a defenderla con firmeza y amor.