La desaceleración del consumo interno y la creciente competencia de productos importados han puesto al sector de los electrodomésticos en una situación crítica en Argentina. En los últimos meses, la industria se ha visto gravemente afectada, con alrededor de 600 familias enfrentando la incertidumbre laboral. Las grandes empresas, como Electrolux y Mabe, han sido las más golpeadas, pero el problema trasciende a estos gigantes. En un contexto de profunda recesión, las empresas están buscando formas de sobrevivir y adaptarse a un entorno cada vez más hostil. La ciudad de Rosario, históricamente un bastión de producción industrial, refleja este fenómeno donde, debido a la crisis, Electrolux estableció un plan junto al sindicato Unión Obrera Metalúrgica. Este plan incluye una drástica reducción temporal de sueldos para mantener a flote a unos 400 trabajadores, lo que representa una medida censurable, pero considerada como una alternativa para evitar despidos masivos.
Por otro lado, Córdoba, conocido por su corazón industrial, también se encuentra lidiando con desafíos similares. La emblemática firma Mabe ha optado por una estrategia diferente, llevando a cabo una reestructuración que resultó en el despido de aproximadamente 200 trabajadores. La compañía está centrando sus esfuerzos en potenciar la eficacia en sus plantas de Luque y Río Segundo, buscando redefinir su modelo operativo para adaptarse a la nueva realidad del mercado. Esto sugiere que, si bien cada empresa tiene su forma de enfrentar la crisis, el denominador común es la búsqueda de una mayor competitividad en un escenario donde la recesión y la competencia internacional marcan el rumbo.
En un panorama donde la producción se ha visto severamente disminuida, como es el caso de la planta de heladeras en San Luis, que opera solo al 60% de su capacidad, la situación es alarmante. La industria no solo enfrenta una caída en la demanda, sino que también requiere un replanteo de las cadenas de producción que sustenten el empleo local y la capacidad productiva nacional. Empresas como Longvie, Visuar, Autosal y Bambi intentan resistir los embates, reafirmando su compromiso con la producción nacional frente a un mar de importaciones. En este contexto, se exige un equilibrio crítico entre los costos y la competitividad. Tanto empresas como sindicatos claman por reformas estructurales urgentes que permitan restablecer la competitividad y la esencia de la industria argentina, crucial en un futuro que promete ser desafiante.


