La tarde candente de SQP: Sabrina Rojas, Claudia Ciardone y un escándalo inesperado
La pantalla de SQP se transformó en un verdadero escenario de revelaciones inesperadas cuando Claudia Ciardone denunció que Martín Migueles, actual pareja de Wanda Nara, le había escrito para verse mientras aún vivía con la conductora en Punta del Este. El ambiente se volvió tenso y todos los presentes dejaron atrás la neutralidad habitual del programa. Sabrina Rojas, en su rol de conductora, aportó un toque personal, destacando su desconfianza hacia Migueles al calificarlo como un “déspota”. La incertidumbre sobre la veracidad de los chats mencionados sobrevoló la conversación, especialmente cuando Martín Salwe, panelista del programa, insinuó que Wanda había sugerido que eran falsos. Pero la atmósfera en el estudio no solo giró en torno al drama actual; Sabrina, casi como si activara un disparador emocional, abrió un capítulo de su propia historia en medio del escándalo.
La dinámica entre Sabrina y Claudia hizo que los televidentes se sintieran parte de una revelación más que mediática: un relato entrelazado de engaños y recuerdos. Rojas, desinhibida, compartió que había sido engañada por un expareja con Ciardone, lo que desató carcajadas en el estudio y permitió que la tensión se disipara rápidamente. “Me acordé de algo que ocurrió en un baño, ¿te acordás?”, dijo, dejando al público con ganas de más. La anécdota giró en torno a Hernán Caire, quien se convirtió en un símbolo del drama que había acompañado a ambas mujeres en sus inicios en el mundo del espectáculo. Este tipo de revelaciones pone de manifiesto cómo, a veces, las historias personales pueden entremezclarse en el escenario público de maneras imprevisibles.
Cuando el escándalo en SQP parecía aplacarse, Sabrina tomó la decisión de compartir más sobre su experiencia en el programa Pasó en América. Allí, desglosó los detalles de aquella infidelidad que la había marcado en su juventud. Recordó el momento en que supo que su ex estaba en contacto con Claudia y añadió: “Éramos muy niñas”. Su relato evocó un tiempo en que la decepción era una emoción desconocida, reflejando la vulnerabilidad que por momentos puede surgir al enfrentar verdades difíciles. Aunque Claudia se defendía asegurando que no sabía que aquel hombre estaba en una relación, Sabrina fue firme al afirmar que era imposible que no lo supiera. Con el paso de los años, el peso de esas historias ha aligerado, permitiendo que ambas mujeres reconozcan sus vivencias y las transformen en anécdotas. Así, lo que había comenzado como una revelación conflictiva se convirtió en un ejercicio de introspección y resiliencia, mostrando que a través de los escándalos puede surgir un espacio para la reconciliación y el entendimiento.


