La desoladora realidad de Mary Monte: una madre en la lucha contra la violencia de género
Mary Monte es una madre de cinco hijos que ha vivido, en carne propia, el infierno del abuso y la violencia de género. Desde 2014, ha realizado más de 30 denuncias contra su ex pareja, J.C.M, por agresiones físicas y psicológicas, así como por incumplimiento de prohibiciones de acercamiento. A pesar de que consiguió mudarse de Viedma a Bariloche con la esperanza de reconstruir su vida y la de sus hijos, el hostigamiento no cesó. Su ex pareja la sigue desde las sombras, amenazando con convertirse en una fatalidad que podría marcar a toda su familia. La desprotección institucional y la falta de respuestas eficientes han llevado a Mary a vivir con un miedo que se apodera de su día a día.
A lo largo de los años, Mary ha enfrentado situaciones desgarradoras. Desde agresiones físicas, donde incluso fue cortada y golpeada, hasta momentos escalofriantes como recibir mensajes amenazantes de su ex pareja a sus hijos. Un incidente reciente, en el que su hija, de solo 13 años, tuvo que caminar sola por una larga distancia en pleno frío como castigo por una pequeña falta, es solo una muestra del ambiente tóxico en el que se encuentran. A pesar de contar con medidas judiciales como una prohibición de acercamiento, la realidad es que su ex se mudó a la misma ciudad donde Mary intentó encontrar refugio. Ella clama por una protección efectiva que nunca llega, cuestionando el sistema que, al no actuar adecuadamente, se convierte en cómplice de la violencia.
La desesperación de Mary no solo es por su bienestar, sino porque se siente responsable por la seguridad de sus cinco hijos, quienes también son víctimas de este ciclo de abuso. Ella denuncia fallas sistemáticas en cómo las instituciones y organismos responsables de garantizar su seguridad han actuado, exponiendo a su familia a constantes riesgos. La falta de supervisión en las visitas y el aparente desinterés por parte de las autoridades contrastan con las urgentes necesidades que plantea su situación. A través de sus palabras, Mary recuerda que la violencia no solo golpea a las víctimas directas, sino también a las familias que anhelan vivir en paz y seguridad.