Abel Pintos: Una Noche Mágica en el Teatro Alvear
En el corazón de Buenos Aires, el Teatro Alvear se transforma en un santuario de música y emoción con la llegada de Abel Pintos y su serie de conciertos “Gracias a la Vida + Acústico”. Los casi mil asistentes que llenan la sala no solo son espectadores, sino cómplices de una experiencia única, donde cada nota resuena con fuerza y la cercanía del artista es palpable. Desde el primer acorde, queda claro que este no es solo un recital, sino un viaje musical, que evoca la intimidad de un hogar donde los acordes parecen fluir con naturalidad, como en esas memorables sesiones acústicas de los años ’90.
La noche comienza con un guiño a su nuevo EP, “Gracias a la Vida”, al interpretar canciones que lo han marcado profundamente. Con un estilo desenfadado —sacón y pantalón claro, remera negra y botas marrones— Abel establece un vínculo sincero con el público. Al iniciar la velada con “De repente”, de Soraya, y continuar con temas como “Creo en ti”, de Reik, se siente cómo el público acompaña con fervor, haciendo eco de cada palabra. Su habilidad para alternar entre susurros y explosiones de energía revela un dominio absoluto del escenario, lo que permite al espectador olvidarse del mundo exterior y sumergirse por completo en el momento.
Pero lo más cautivador es la banda que le acompaña, aportando un matiz sonoro que complementa perfectamente cada interpretación. Con guitarras, piano y un cuarteto de cuerdas, cada pieza se convierte en un paisaje sonoro. Durante la primera mitad del show, momentos como “Gracias a la Vida”, versionada con una dulzura que solo un gran intérprete puede alcanzar, lo consagran aún más en un repertorio que abarca tres décadas. La llegada de clásicos como “La llave” y “Cómo te extraño” hace vibrar el teatro, donde un coro masivo estalla en aplausos, reafirmando la conexión inquebrantable entre Abel y sus fans. La velada culmina en un bis que deja a todos sin aliento, mientras el público entiende que han sido parte de algo especial y monumental.
Con un estilo cautivador y un profundo respeto hacia la música que interpreta, Abel Pintos no solo gusta, sino que hace sentir. Gracias a su entrega y autenticidad, aquellos que lo escuchan saben que, en ese momento, están participando en un canto colectivo que ojalá resuene en sus corazones mucho después de que las luces se apaguen en el Alvear.