La Magia de los Juegos Olímpicos 2008
El 23 de agosto de 2008 marcó un hito en la historia del deporte argentino. En Beijing, la Selección Argentina de fútbol masculino alcanzó la cima del podio olímpico al vencer a Nigeria 1-0, gracias a un brillante gol de Ángel Di María. Este triunfo no solo significó la medalla de oro para el equipo, sino que también dio inicio a una sociedad futbolística que se convertiría en leyenda: la de Lionel Messi y Di María. Una conexión que, aunque comenzó con un gol anulado en el debut, prometía forjar una de las historias más memorables del fútbol argentino.
El Debut de una Sociedad
En ese primer partido del torneo, el 7 de agosto, ante Costa de Marfil, una jugada hizo temblar las esperanzas argentinas. Messi recibió el balón de Juan Román Riquelme y, tras un rápido pase a Di María, le dejó servido un gol a Sergio Agüero, que sin embargo fue anulado por un offside muy ajustado. Esta vinculación en el campo, aunque quedó sin el festejo esperado, fue un anticipo de lo que vendría. Esa jugada, en la que los dos rosarinos conectaron por primera vez, establecería las bases de una de las más grandes sociedades en la historia de la Albiceleste.
Un Camino hacia la Gloria
El camino hacia la medalla dorada estuvo pavimentado con actuaciones memorables. Tras el agónico gol de Di María contra Holanda en los cuartos de final, Argentina se impuso a Brasil con un contundente 3-0 en semifinales. Y en la gran final contra Nigeria, la historia se repitió: Messi, con su magia habitual, asistió a Di María, quien de manera exquisita definió por encima del arquero. El oro, que había empezado como un sueño en el debut, se concretó a través de una conexión que prometía perdurar más allá de cualquier torneo. Desde entonces, la dupla Messi-Di María ha recorrido un largo camino, venciendo desafíos y tejiendo leyendas dentro y fuera de la cancha.