La crisis defensiva de River

La reciente lesión de Germán Pezzella, quien sufrió una rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda durante el partido contra Independiente, ha dejado a River Plate en una situación complicada. El Millonario, que se prepara para enfrentar a Libertad en los octavos de final de la Copa Libertadores, se encuentra escaso de centrales y, para colmo, no pudo inscribir a Lautaro Rivero, el zaguero repatriado de Central Córdoba. Así, el próximo choque se presenta como un desafío mayúsculo para el técnico, Marcelo Gallardo, quien deberá agudizar su ingenio para conformar una defensa sólida.

La baja de Pezzella no es la única preocupación: también se suma a la ausencia de Lucas Martínez Quarta, afectado por un esguince de rodilla, y la sinovitis crónica de Paulo Díaz, que dejó su participación en la cuerda floja después de no poder jugar en Avellaneda. Sebastián Boselli, quien reemplazó a Pezzella contra el Rojo, queda como única opción viable, pero la elección deja a Gallardo con una plantilla bastante limitada. Sin la posibilidad de inscribir a Rivero, cuyo debut se dio en el mismo encuentro donde Pezzella se lesionó, el técnico deberá hacer malabares para encontrar soluciones efectivas.

Con el encuentro programado para el jueves a las 21.30 en el Defensores del Chaco, las expectativas giran en torno a una nueva dupla defensiva compuesta por Paulo Díaz y Boselli, una combinación inédita bajo la dirección del Muñeco. Además, aunque Juan Portillo podría transformar su rol de volante central a zaguero, su condicionamiento físico sigue siendo incierto debido a una tendinitis. Otros nombres en la lista, como Federico Gattoni y Ulises Giménez, no parecen ser opciones viables, lo que plantea un panorama complicado para River en una fase crucial de la competencia.