La tensión entre el gobierno y los controladores aéreos
El gobierno de Javier Milei ha intensificado su postura contra la protesta social, lo que se manifiesta claramente en la actual negociación paritaria con los controladores aéreos. Estos trabajadores, vitales para la seguridad del sistema aerocomercial argentino, han decidido llevar adelante paros en busca de mejoras salariales después de un prolongado periodo de estancamiento. En lugar de buscar un diálogo constructivo para resolver el conflicto, el gobierno ha optado por amenazar con fuertes multas y acusaciones legales, provocando una escalada de tensión que preocupa a la ciudadanía y que podría derivar en un enfrentamiento más profundo entre el Estado y los derechos laborales.
En el centro de esta disputa se encuentra la Asociación de Técnicos y Empleados de Protección y Seguridad a la Aeronavegación (Atepsa), que está luchando por una recomposición salarial justa. La situación se ha agravado desde marzo, con despidos considerados ilegales y una creciente restricción al derecho a huelga. El gobierno ha recordado que los servicios de los controladores aéreos son esenciales, lo que ha llevado a implementar supervisiones para mantener un mínimo operativo del 45%. Sin embargo, esta estrategia parece no haber disuadido a los trabajadores, que están decididos a continuar con su plan de lucha que afecta directamente la conectividad aérea del país, generando múltiples inconvenientes a los pasajeros.
Las consecuencias de este conflicto no solo se sienten en el servicio aéreo, sino que también ha encendido un debate más amplio sobre los derechos laborales en el contexto de un gobierno que busca limitar la protesta social. Otros sectores, como la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA), han expresado su solidaridad con Atepsa y advierten sobre la precariedad en la que se encuentra toda la industria. La incertidumbre crece a medida que se acercan los plazos de conciliación obligatoria, y si no se llega a un acuerdo, podría haber un paro nacional que lleve a una paralización total del sector, impactando aún más a miles de pasajeros y a la economía del país.