Cambios en el Senasa: Nuevos Desafíos para la Agroindustria
La reciente renuncia de Pablo Cortese como Presidente del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) ha marcado un antes y un después en la estructura del organismo. María Beatriz “Pilu” Giraudo, ingeniera agrónoma con una sólida trayectoria en el ámbito agropecuario, asume ahora este cargo en un momento crítico. Con una amplia experiencia en el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y un fuerte vínculo con la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), Giraudo llega a la presidencia del Senasa en medio de una coyuntura compleja donde la tensión por la regulación de la vacuna antiaftosa se ha intensificado.
El rol de Giraudo será fundamental, ya que el Senasa tiene en sus manos el control de enfermedades y plagas, así como la inocuidad alimentaria y la fiscalización de productos que se exportan. Sin embargo, su tarea se complica debido a las recientes políticas de desregulación impulsadas por el Ministerio de Desregulación, liderado por Federico Sturzenegger. Estas medidas han llevado a un debilitamiento de los controles del organismo, generando una atmósfera de incertidumbre entre los más de 5,000 empleados del Senasa. Es un momento en el que cada decisión puede tener un impacto enorme tanto en el bienestar público como en la competitividad del sector agroindustrial argentino.
La situación se torna aún más delicada por las tensiones internas dentro del Senasa y el enfrentamiento con laboratorios privados en relación con la provisión de la vacuna antiaftosa. Estos conflictos, junto con decisiones difíciles respecto a la estructura organizativa y recortes de personal, fueron factores que precipitaron la renuncia de Cortese. Giraudo, que ya había enfrentado resistencia por propuestas de ajuste en el INTA, ahora se encuentra en el ojo del huracán, teniendo que equilibrar las necesidades del sector y la presión por cambios estructurales. Su mandato llega con expectativas altas y un claro desafío: redefinir el papel del Senasa en un contexto en el que la regulación y la competencia comercial son más cruciales que nunca.