Ajuste a la Discapacidad: Un Golpe a los Más Vulnerables
Desde que Javier Milei asumió la presidencia, su administración ha implementado diversas reformas económicas, muchas de las cuales han repercutido negativamente en los sectores más necesitados. Un claro ejemplo de esto es el reciente ajuste del nomenclador para la discapacidad, anunciado por la Agencia Nacional de Discapacidad (Andis). Si bien se ha autorizado un incremento de entre el 29% y el 35% en los valores destinados a distintas prestaciones, esta cifra resulta insuficiente frente a la inflación acumulada, que ha superado el 117% en el último año. La decisión de realizar este ajuste en vez de fomentar un aumento más robusto representa un recorte en el presupuesto que afecta de manera directa a las personas con discapacidad y a quienes dependen de servicios esenciales.
La situación se complica aún más con el veto de la Ley de Emergencia en Discapacidad, una normativa que había sido ratificada por el Congreso y que buscaba brindar un marco más sólido de protección para quienes enfrentan dificultades. La administración de Milei ha justificado su postura afirmando que se busca promover “una gestión más organizada y predecible” en el sector. Sin embargo, muchos usuarios y prestadores de servicios consideran que esta medida se asemeja más a un parche que a una solución real. La actualización se llevará a cabo gradualmente, en tres tramos hasta diciembre de 2025, lo que genera escepticismo en un contexto donde la inflación plantea un desafío diario y creciente.
El impacto de este nuevo esquema es significativo y multidimensional. Los profesionales que brindan atención médica, apoyo educativo y transporte para personas con discapacidad se enfrentan a una realidad cada vez más compleja, pues sus ingresos no se equiparan con las necesidades del mercado ni con el costo de vida. Aunque Andis considera esta medida como un paso hacia una gestión más ordenada, la falta de corresponsalía entre lo prometido y la dura cotidianidad hace que la confianza en el sistema se resquebraje. La sensación de que hay un largo camino por recorrer para alcanzar condiciones que respondan a las necesidades de las personas con discapacidad es palpable entre quienes trabajan y dependen de estos servicios.


