La polémica en Gran Hermano y su impacto en la comunidad trans
La reciente edición de Gran Hermano 2025, emitida por Telefe, volvió a poner en el centro de la discusión pública la violencia de género y la transfobia en el ámbito mediático. Andrea Lázaro, una de las concursantes del reality, incendió las redes sociales con un tuit despectivo dirigido a su compañera Luciana Martínez, la primera participante trans de la historia del programa en esta nueva etapa. En su mensaje, Lázaro lanzó ataques personales que fueron calificados por muchos como transfóbicos, poniendo de manifiesto no solo su falta de empatía, sino también los estigmas que aún enfrentan muchas personas trans en la sociedad actual. La repercusión de sus palabras fue inmediata, generando protestas y llamados a la acción en defensa de Luciana.
Las declaraciones de Andrea no fueron un evento aislado; por el contrario, fueron parte de una serie de publicaciones que parecían menospreciar y ridiculizar la identidad de Luciana. A medida que las críticas se multiplicaban, Andrea arrogaba su postura, desestimando las preocupaciones sobre su discurso y continuando con su ataque verbal. A lo largo del programa, Luciana había compartido su historia personal y su experiencia de vida como mujer trans, lo que añadió una capa de vulnerabilidad a su situación ante los ataques de sus compañeros. La situación se complicó aún más al recordar que, a diferencia de las burlas que sufría en el programa, las agresiones de Andrea trascendieron el entorno físico del reality, tomando un carácter público y afectando a una comunidad que ya se enfrenta a numerosos desafíos diarios.
La respuesta del público y las redes sociales fue contundente, con miles de usuarios exigiendo respuestas y acciones concretas por parte de la producción de Gran Hermano. Hashtags como #GranHermano se inundaron con mensajes que pedían la expulsión de Andrea, indicando que su conducta podría considerarse no solo como un ataque personal, sino también como una forma de violencia institucional. Mientras tanto, la cuenta de Andrea en X fue cerrada, aunque no está claro si esta acción fue tomada por la plataforma o por la concursante misma. La falta de retractación por parte de Andrea y su continua negativa a asumir la responsabilidad de sus palabras han dejado abierto un debate respecto a la ética en los realities y el papel que las figuras públicas deben ocupar en la lucha contra la discriminación.