La noche de locura en Avellaneda
La reciente enfrentamiento entre Independiente y Universidad de Chile en el estadio Libertadores de América ha dejado imágenes desgarradoras que recorren el planeta. En un partido que estaba 1-1, la violencia tomó el control y se desató una batalla campal en las gradas. Las escenas fueron horripilantes: hinchas de ambos bandos resultaron heridos, pero los aficionados chilenos sufrieron el impacto más severo, con algunos en estado crítico y otros obligados a lanzarse desde alturas alarmantes durante la confusión. Todo esto ocurrió mientras la Conmebol y las autoridades de seguridad miraban a otro lado, dejando a los seguidores vulnerables a una agresión escalofriante.
Una falta de intervención notable
Lo más alarmante fue la ausencia de medidas preventivas. Horas antes del partido, Néstor Grindetti, presidente de Independiente, exhibía una despreocupación casi asombrosa en la pantalla de ESPN, sin percatarse de que más de 3500 hinchas chilenos estaban ubicados sobre la tribuna local, sin protección, rejas ni siquiera mínimo control policial. A pesar de las advertencias que caían desde las gradas y la violencia inminente que se avecinaba, el partido continuó sin interrupciones. Testigos aseguran que varios objetos volaron hacia la tribuna Pavoni baja, incluyendo piedras, sanitarios y hasta bombas de estruendo, todo ello mientras la seguridad brillaba por su ausencia.
Escenas de caos y desesperación
Con el transcurso de los minutos, la situación se tornó insostenible. Los hinchas locales intentaron solicitar la intervención de seguridad, pero el caos ya era incontrolable. La mayoría de la hinchada de la U de Chile comenzó a retirarse, y un grupo de aficionados de Independiente aprovechó la confusión, logrando romper una puerta de acceso a la tribuna. En ese instante, se desató la locura: ataques a grupos, robos y la inquietante escena de un chileno obligado a saltar varios metros mientras era agredido. La noche que debía ser de fútbol terminó marcada por el terror y la impotencia, dejando un claro mensaje sobre la necesidad urgente de reformular las medidas de seguridad en eventos deportivos.
