El Llamado del Entrenador: Un Debatido Código
Desde siempre, los técnicos tienen la costumbre de contactar a los jugadores antes de establecer una negociación. La reciente controversia en torno a Marcelo Gallardo y su llamada a un futbolista de Racing ha reavivado el debate. ¿Es acaso ético que un entrenador converse con un jugador antes de negociar con su club? A muchos les parece un sacrilegio, pero la verdad es que es una práctica común. En el fútbol argentino, todos los entrenadores lo hacen; a veces es para conocer las aspiraciones y el hambre de un jugador, y otras, para evaluar si vale la pena iniciar una negociación.
La Cláusula en el Centro de la Controversia
Una de las críticas que surgió fue la ejecución de la cláusula de rescisión. La pregunta es: ¿por qué se sigue incluyendo este tipo de cláusulas en los contratos? La respuesta es más sencilla de lo que parece: son una herramienta que permite a los jugadores decidir su futuro sin estar atados a un solo club. Si se llega una oferta atractiva, la cláusula permite a los futbolistas elegir lo que consideran mejor para su carrera profesional. En este sentido, Lema, Rolón y Blondel son solo algunos ejemplos de futbolistas que han tenido esta opción a disposición. Sin la cláusula, un jugador puede quedar atrapado en un contrato y perder oportunidades significativas.
La Última Decisión siempre es del Jugador
Es crucial destacar que, aunque un técnico pueda seducir a un jugador, la última palabra siempre la tiene el futbolista. Maximiliano Salas, por ejemplo, podría haber respondido a Gallardo con un "gracias, pero estoy bien aquí en Racing". Esto es parte del juego del fútbol de elite, donde cada decisión tiene un peso específico. Además, las cláusulas no son solo para mejorar un contrato con clubes europeos; en el ámbito local, los clubes argentinos también ofrecen cifras atractivas que valen la pena. En último término, la realidad del fútbol es que se basa en la competencia y el deseo de cada jugador por avanzar en su carrera, lo que lo convierten en un sistema capitalista, presente no solo en Argentina, sino en todo el mundo.