Hogar de Cristo: Un Espacio de Esperanza y Reconstrucción
El Hogar de Cristo, concebido oficialmente como un dispositivo de contención y acompañamiento para jóvenes con derechos vulnerados, se transforma en la práctica en un refugio integral donde se prioriza la escucha y la conexión personal. Inaugurado en 2008 por el entonces arzobispo Jorge Bergoglio y el padre José “Pepe” Di Paola, este espacio comenzó su labor en las villas 21-24 de Barracas y Villa 31, y desde entonces ha extendido su impacto a lugares como Mendoza y Bariloche. En estos hogares, los jóvenes que enfrentan situaciones complejas, como la falta de hogar o problemas de adicciones, encuentran no solo un lugar seguro, sino también un entorno donde compartir sus experiencias individuales se convierte en una fuente inagotable de fuerza y apoyo mutuo.
Las actividades del Hogar son diversas y están diseñadas para fomentar la convivencia y el desarrollo personal. Desde campamentos que permiten a los jóvenes reconectarse con sus historias hasta talleres y espacios comunitarios donde pueden compartir comidas y momentos de alegría, cada iniciativa busca construir una familia elegida. Desde su ubicación en Bariloche, donde Michael Belmont es una figura clave, el Hogar no solo ofrece un albergue, sino también un acompañamiento estructurado en etapas; cada umbral representa una fase en el proceso de recuperación y reinserción social. Como explica Belmont, el objetivo es ayudar a los jóvenes a recuperar su autonomía, revalorizando sus capacidades educativas y laborales.
Dentro del Hogar, las historias de quienes transitan estos umbrales son poderosos testimonios de transformación. Walter, un residente, comparte su camino hacia la sanación, destacando la importancia de la contención y el abrazo comunitario que encontró en el Hogar. Asimismo, la vivencia de Daniel, un joven con un pasado de consumo problemático, resalta la lucha interna y la búsqueda de ayuda que muchos de estos jóvenes enfrentan. La comunidad del Hogar no solo se enfoca en la recuperación de la salud, sino también en la reconstrucción de vínculos familiares y la búsqueda de un propósito en la vida. Con el apoyo de diversos programas y la invitación a ser parte de esta red de solidaridad, la gente puede colaborar a través de donaciones o voluntariado, contribuyendo así al crecimiento y bienestar de quienes están en el Hogar de Cristo.
