El Impacto del Maltrato Infantil: Secuelas Duraderas a Nivel Molecular
El maltrato infantil es una de las cuestiones más alarmantes que enfrenta nuestra sociedad. Diversos estudios han demostrado que las consecuencias de esta violencia no solo son psicológicas y emocionales, sino que también son biológicas, dejando secuelas a nivel molecular. Investigadores de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, liderados por Eduardo Cánepa, están dando un paso adelante en esta área. En colaboración con el Hospital Elizalde, el equipo se encuentra desarrollando un proyecto pionero que tiene como objetivo detectar signos de abuso en menores a través de análisis de saliva. Esta innovadora estrategia busca identificar cambios epigenéticos en el ADN, que revelan huellas de entornos abusivos y violentos que los niños han padecido.
Uno de los aspectos más interesantes de esta investigación radica en la alteración de la metilación del ADN, que se convierte en un posible biomarcador en casos judiciales. Esta novedad no solo ofrece un método más preciso para diagnosticar el maltrato infantil, sino que también pone a la ciencia al servicio de la justicia, creando evidencia sólida que puede utilizarse en tribunales. Este enfoque podría ser clave para reforzar casos de abuso, proporcionando a los profesionales de la salud y a los sistemas judiciales herramientas para intervenir de manera más efectiva y temprana. Las secuelas del maltrato, como la ansiedad, la depresión y las tendencias suicidas, son cuestiones que no pueden ignorarse, y el descubrimiento de estos biomarcadores puede resultar vital para el abordaje y tratamiento de estos trastornos.
El estudio enfrenta desafíos significativos, como el alto costo de los análisis, que a menudo requieren el envío de muestras al extranjero. Sin embargo, esta dificultad subraya la importancia de realizar investigaciones locales, ya que los resultados obtenidos en otros contextos no siempre son aplicables a nuestra realidad. Con el avance de esta investigación, se espera no solo mejorar la rapidez en el diagnóstico, sino también permitir a pediatras y psicólogos seguir la evolución de sus pacientes bajo tratamiento, usando los cambios en el metilado del ADN como indicadores de mejora o deterioro. Esto representa un gran avance en la lucha contra el maltrato infantil en Argentina, ofreciendo una nueva perspectiva y esperanza a quienes han sufrido sus consecuencias. La ciencia, en este sentido, se convierte en una aliada indispensable para los más vulnerables.