El emocionante debut de Emma Demichelis en la equitación

Emma Demichelis, la más pequeña de la familia, vivió un momento inolvidable: su debut en el mundo de la equitación. A apenas ocho años, bajo la mirada atenta de su madre, se calzó por primera vez el casco, ajustó su chaleco protector y subió a un caballo, marcando el inicio de una nueva aventura que va más allá del deporte: se convierte en una forma de expresión y juego familiar. Apodada cariñosamente "Abrojito", Emma comenzó a dar sus primeros pasos en una pista que también ha visto brillar a su hermana mayor, Lola, quien ya tiene experiencia en el mundo ecuestre. La familia ha construido una vida en México desde la llegada de Martín Demichelis como director técnico de los Rayados, sumando nuevas experiencias en esta etapa de su vida juntos.

El momento fue mágico. Emma, con los ojos abiertos de par en par, observaba todo a su alrededor: la arena, los saltos y los caballos trotando. Cuando llegó su turno, un instructor se acercó para guiarla. Con nervios y entusiasmo, se subió con cuidado al lomo del caballo y comenzó a dar sus primeras vueltas a un paso calmado. La concentración en su rostro era admirable para una niña de su edad; sus manos firmes sobre las riendas y la espalda erguida reflejaban una dedicación inusual. Esta experiencia no solo representa un nuevo hobby, sino un gesto de confianza que fortaleció los lazos familiares y abrió un nuevo capítulo en sus vidas.

La equitación es una pasión que comenzó con Lola, de 12 años, quien ha contagiado a todos en su familia con su entusiasmo por este deporte. En un reciente Concurso Hípico Internacional de Monterrey, Lola mostró su destreza montando a su caballo, Chocolate, y deslumbró con su seguridad. La familia, apoyándola desde la tribuna, experimentó un torrente de emociones, capturando cada momento en videos y abrazos. A raíz de la inspiración que le dio su hija, Evangelina, la madre, decidió unirse a la diversión y subió al caballo a comienzos de mayo, generando una dinámica familiar donde cada miembro encuentra su espacio en la práctica ecuestre. Así, la equitación se convierte en un lenguaje compartido, en un símbolo de la aventura que viven juntos en Monterrey, mientras cada uno va descubriendo su lugar en esta nueva vida.