La Iglesia y la defensa de los jubilados
Las tensiones generadas por las recientes marchas de jubilados han llevado a la Iglesia a manifestar una fuerte crítica sobre el uso de la fuerza por parte de las fuerzas de seguridad. Cada semana, miles de jubilados se congregan frente al Congreso Nacional para reclamar por mejoras en sus haberes, en un contexto donde muchos sienten que sus voces son ignoradas. En medio de esta realidad, la Iglesia, a través de las comisiones de Pastoral Social y de Justicia y Paz, ha surgido como un baluarte en defensa del dialogo y la paz, haciendo eco de las demandas de aquellos que buscan un futuro más digno.
El comunicado emitido por la Iglesia es claro y contundente. Monseñor Dante Gustavo Braida, presidente de la Pastoral Social, ha enfatizado que “la violencia nunca es la respuesta”, subrayando la importancia de un diálogo abierto como camino hacia soluciones efectivas. La Iglesia no solo muestra solidaridad con los jubilados, sino que también hace un llamado al Gobierno para que escuche sus demandas y actúe de manera responsable. En un momento en que la represión parece ser la respuesta ante las protestas, el pronunciamiento episcopal exige suspender toda forma de represión, defendiendo el derecho de los ciudadanos a manifestarse pacíficamente.
En este contexto, la enseñanza del papa Francisco cobra especial relevancia. Su exhortación en la Evangelii gaudium resuena en el reclamo actual: la verdadera paz y tranquilidad en la sociedad no pueden lograrse mediante la represión, sino atendiendo a las necesidades de aquellos que son marginalizados. Recordando estas palabras, la Iglesia invita a una reflexión profunda sobre el tratamiento de los jubilados, instando a toda la sociedad a valorar y cuidar a sus ancianos, quienes representan un "tesoro" humano. Con esta postura, se establece un puente entre la fe y la justicia social, fomentando una cultura de diálogo y respeto en medio de la controversia actual.