Tiroteo en la Sede de la NFL: Una Tragedia que Conmueve
El pasado lunes en plena Manhattan, la tensión alcanzó su punto culminante cuando Shane Tamura, una ex joven promesa del fútbol americano, se vio envuelto en un tiroteo que terminó con la vida de cuatro personas e hirió a una más. Con tan solo 27 años, Tamura utilizó un fusil semiautomático en el ataque antes de quitarse la vida. Lo impactante del caso no solo radica en la tragedia humana, sino en las razones que lo llevaron a cometer este atroz acto: en una carta dejada en la escena, Tamura acusó a la NFL de haberlo enfermado mentalmente.
Diagnóstico y Desesperación
El exjugador, graduado en 2016 y con antecedentes psiquiátricos, reveló en su nota que padecía ETC (Encefalopatía Traumática Crónica), una enfermedad neurodegenerativa asociada a los golpes repetidos en la cabeza, comunes en los jugadores de fútbol americano. “El fútbol americano me provocó ETC y me hizo beber litros de anticongelante. No puedes ir contra la NFL, te aplastarán”, sostuvo en el desgarrador contenido. Este testimonio añade otra capa de complejidad a un deporte que, a pesar de su popularidad, enfrenta crecientes críticas sobre el manejo de la salud mental y física de sus deportistas.
Recordando a Otros Jugadores
La tragedia de Tamura resuena en el ámbito del fútbol americano, donde otros exjugadores también han lidiado con sus demonios personales relacionados con la misma enfermedad. Un caso emblemático es el de Terry Long, miembro de los Pittsburgh Steelers, quien se suicidó en 2025 tras enfrentar problemas similares. Tamura, en su carta, solicitó que su cerebro fuera estudiado para concientizar sobre las consecuencias de esta actividad deportiva. El historial de jugadores que han solicitado estudios post mortem sobre su salud mental y física subraya la urgencia de abordar estos problemas antes de que se conviertan en tragedias irrevocables.