La alarma por la violencia escolar: un caso que repercute en Villa La Angostura
Una reciente agresión en el CPEM 17 de Villa La Angostura ha puesto en el centro de la atención la creciente problemática de la violencia entre estudiantes en la región. Andrea, madre de la joven agredida, ha compartido detalles sobre el conflicto, que, según ella, comenzó con unos simples “miradas” que, con el tiempo, escalaron hasta convertirse en un violento ataque. La situación, que se desarrolló durante varias semanas, llevó a intentos de mediación en la escuela, pero el estrés y la tensión no se disipan. La madre destaca que, a pesar de que las agresoras no compartían curso con su hija, la rivalidad se intensificó, lo que culminó en un desenlace que hoy es preocupante para toda la comunidad.
En un relato conmovedor, Andrea explica cómo un conflicto inicialmente trivial se transformó en un episodio de violencia que fue registrado por una estudiante en un video que ahora circula en las redes sociales. En las imágenes, se observa claramente cómo dos adolescentes hostigan a la joven, empujándola y amenazándola. Las palabras de los agresores, que prometen "cagarla a palos", revelan el grado de hostilidad que se había generado. Afortunadamente, la intervención de tres compañeros fue crucial para proteger a la víctima, quienes la condujeron de regreso a la escuela, donde se le brindó apoyo emocional. Esta secuencia de eventos pone de manifiesto no sólo la violencia física, sino también el clima de intimidación que se vive en las aulas.
La situación ha llevado a la familia de la agredida a presentar una denuncia tanto en la comisaría local como en el Juzgado de Menores, reclamando sanciones ejemplares para las agresoras. La falta de respuesta clara por parte de las autoridades educativas es motivo de incertidumbre y frustración. Hasta el momento, el CPEM 17 no ha emitido ningún comunicado oficial ni ha proporcionado detalles sobre las medidas disciplinarias que se tomarán. Este silencio solo aumenta la preocupación de los padres y la comunidad educativa, quienes exigen acciones concretas para prevenir que estos episodios de violencia se repitan en el futuro. La demanda de respuestas contundentes se convierte en un llamado a la acción para que las instituciones educativas y judiciales asuman su responsabilidad ante un fenómeno que no solo afecta a los involucrados directos, sino que también repercute en todo el entorno social.