La huella de León Gieco: un sueño de ser luthier
La historia de Marco Dome, un talentoso músico y luthier autodidacta, comienza en su adolescencia, cuando un concierto de León Gieco en Bahía Blanca lo dejó fascinado. Con catorce años, se sintió cautivado por el poder de la música folk y la habilidad del cantautor con su guitarra y armónica. Gieco, con su tema “Sólo le pido a Dios”, despertó en Marco una pasión que lo llevó a querer ser luthier. Aunque en su hogar se escuchaban más voces operísticas y baladas románticas, el impacto del folklore en su vida se convirtió en un punto de inflexión. En ese instante mágico, Marco decidió que su futuro estaría ligado a la música y, para ello, tomó la decisión de aprender a tocar la guitarra de forma autodidacta, utilizando un espejo y su oído como herramientas principales.
La conexión con Ángel Vallejos: un dúo en ascenso
Con el tiempo, la vida llevó a Marco a Bariloche, donde se unió a un taller de música para chicos en la capilla La Virgen del Valle. Fue allí donde conoció a Ángel Vallejos, y juntos comenzaron a crear un lazo musical que pronto se transformó en un dúo. A través de su unión, la música folklórica comenzó a florecer en Marco, ampliando su repertorio. Inicialmente se enfocaron en piezas instrumentales, pero luego las voces de ambos se complementaron, creando una mezcla única donde el tenor de Ángel y el bajo-barítono de Marco resonaban en sintonía perfecta. A partir de 2012, formalizaron su colaboración bajo el nombre “La simple”, llevando sus interpretaciones a distintos rincones de la Patagonia.
Festival “Café con melodías”: la danza y la comunidad
El ciclo “Café con melodías”, impulsado por la Subsecretaría de Cultura, será el escenario perfecto para que Marco y Ángel muestren su arte. El próximo martes, en el emblemático Puerto San Carlos, este dúo folklórico promete encender la chispa de la danza entre los asistentes. Sus ritmos vibrantes y melodías pegajosas no solo evocan el folklore argentino, sino que también invitan a la comunidad a participar y disfrutar de la música en un ambiente festivo. Los ecos de León Gieco no solo resuenan en la cantina, sino que también se sienten en cada pluck de la guitarra de Marco, recordando a todos que la música tiene el poder de unir y mover.