Perspectivas Optimistas del FMI para Argentina: Un Nuevo Amanecer Económico
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha revelado en su último informe de Perspectivas de la Economía Mundial una serie de proyecciones alentadoras para la economía argentina, destacando un crecimiento sostenido que podría comenzar a revertir años de dificultades económicas. Según el organismo, se espera que el Producto Interno Bruto (PIB) del país crezca un notable 5,5% en 2025, seguido de un 4,5% en 2026. Estas cifras no solo posicionan a Argentina entre los líderes en crecimiento económico de América Latina, sino que también reflejan un aumento en la confianza tanto interna como externa, gracias a la estabilización de tensiones comerciales a nivel internacional.
En una conferencia de prensa, Pierre-Olivier Gourinchas, economista jefe del FMI, describió estos avances como parte de una “recuperación sólida”. Se ha destacado que las políticas de desinflación implementadas en el país han sido claves en el proceso de rehabilitación económica. Gourinchas mencionó la mejora en la confianza financiera, el aumento del crédito disponible y la mejora de los salarios reales como factores fundamentales que respaldan este optimismo. La recuperación de la economía argentina parece estar tomando ritmo, con indicadores que sugieren un futuro más prometedor.
Sin embargo, el informe también llama la atención sobre ciertos riesgos que podrían amenazar esta recuperación. Entre ellos, se menciona la incertidumbre persistente en torno a las políticas comerciales en el ámbito internacional. A pesar de que Estados Unidos ha tomado medidas para reducir ciertas tarifas comerciales, los niveles actuales continúan siendo superiores a los históricos, con una reducción de aranceles del 24% al 17%. Gourinchas advierte que estos costos podrían repercutir en los consumidores. Además, en el plano global, el FMI prevé una reducción de la inflación, estimando un índice del 4,2% para 2025, que bajaría a un 3,6% en 2026. Sin embargo, las tasas en países como Estados Unidos podrían seguir siendo mayores a lo deseado, manteniéndose por encima de las expectativas de regulación, lo que podría ocasionar efectos colaterales para economías emergentes como la argentina.