El Reencuentro de Laurita Fernández en Mar del Plata
En el bullicioso ambiente del Teatro Neptuno de Mar del Plata, Laurita Fernández comparte su emoción por el regreso a una ciudad que ha sido testigo de importantes capítulos en su vida. Esta temporada marca la quinta en la que se presenta en este emblemático teatro, donde la nostalgia se mezcla con el entusiasmo. “Cada vez que piso Mardel, recuerdo momentos; desde mis primeros pasos en los medios hasta los romance de verano”, dice con una sonrisa. Su compañera de aventuras, la perrita Miel, la acompaña en este viaje emocional. Fernández expresa su pasión por la obra “La cena de los tontos”, donde comparte escenario con Martín Bossi y Gustavo Bermúdez. La actriz destaca cómo el humor de la comedia conecta rápidamente con el público, creando un ambiente efervescente que promete una temporada llena de risas.
El desafío actoral que presenta esta obra es significativo para Laurita, quien se enfrenta a la tarea de interpretar a dos personajes diametralmente opuestos. “Es como un Jekyll & Hyde”, explica, resaltando la complejidad de su actuación. Este juego de dualidad implica cambios drásticos en maquillaje, vestuario y hasta en su forma de actuar. Directores como Marcos Carnevale, según Fernández, aportan una visión clara sobre el ritmo y la música de la comedia, lo que resulta en una experiencia cautivadora tanto para el público como para los actores. La ansiedad de volver a estrenar puede parecer abrumadora, pero el equipo está seguro del éxito, respaldado por las más de ciento cincuenta mil personas que ya han visto la función en Buenos Aires.
Entre las risas y anécdotas, la relación de Laurita con sus compañeros de elenco emerge como un aspecto fascinante. Muestra una conexión genuina con Gustavo Bermúdez, quien, tras su regreso al teatro, aporta una nueva energía a la obra. Por otro lado, la complicidad con Martín Bossi es palpable, a pesar de los escarceos del pasado. “Hablamos abiertamente de todo; hay mucho diálogo entre nosotros”, asegura. Este sentido de camaradería es clave para mantener la dinámica creativa y hacer que cada función sea única. Asimismo, Fernández comparte su vida personal, desde el proceso de congelar óvulos hasta su relación con Matías Bouquet, con un enfoque honesto y humano. Esta combinación de talento, vulnerabilidad y conexión emocional promete no solo un espectáculo, sino una experiencia enriquecedora tanto para ellos como para el público en Mar del Plata.


