Un regalo de la naturaleza: el avistamiento de cóndores en Vega del Tero
La impresionante secuencia de alrededor de 100 cóndores sobrevolando a baja altura en el paraje Vega del Tero, cerca del Volcán Domuyo, ha captado la atención de muchos, gracias al fotógrafo @tyncho.photographs. Este fenómeno es poco habitual; habitualmente, avistar a estas majestuosas aves vuela alto sobre montañas o estepas es un privilegio. Sin embargo, esta vez, la cercanía y la interacción entre los cóndores fascinó a quienes tuvieron la suerte de presenciarlo. Las redes sociales no tardaron en hacer eco de esta maravilla, generando una oleada de comentarios que oscilaban entre la admiración y la curiosidad sobre qué podría estar motivando a estas aves a reunirse de manera tan extraordinaria.
Para entender el comportamiento observado, LMNeuquén consultó a Nicolás Lagos, director provincial de Fauna, Áreas Naturales Protegidas (ANP) y del Centro de Ecología Aplicada de Neuquén (CEAN). Según Lagos, lo más probable es que los cóndores estuvieran alimentándose de algún animal muerto, buscando acumular calorías para enfrentar el invierno. Su capacidad para volar entre 300 y 400 kilómetros en busca de comida es notable. Además, Lagos compartió que en otras ocasiones se han llegado a contar hasta 130 cóndores alimentándose a la vez, lo cual resalta la naturaleza social de estas aves monógamas, que viven en parejas y se alimentan en grupo, especialmente en épocas críticas como el invierno.
El cóndor andino, uno de los emblemas de la fauna sudamericana, es la ave voladora más grande del mundo. Este majestuoso pájaro, que puede alcanzar hasta 15 kilogramos y unos impresionantes 3 metros de envergadura, sigue siendo un ícono en la cultura y mitología de varios países andinos. Su reconocimiento también deriva de su falta de plumas en la cabeza y la distintiva bufanda de plumas blancas alrededor del cuello. Sin embargo, su preservación es crucial, ya que la especie enfrenta riesgos de extinción. Con una tasa de reproducción baja y una expectativa de vida que puede alcanzar los 75 años en cautiverio, el cóndor andino es una especie que requiere atención y cuidado para garantizar su supervivencia en un mundo en constante cambio.