La Tensión en el Hospital Garrahan: Una Lucha por Derechos Laborales
En los pasillos del Hospital Garrahan, reconocido como uno de los pilares de la salud pediátrica en Argentina, el ambiente no es el habitual de un centro sanitario. Desde hace días, los residentes han encendido la llama de la protesta, reclamando mejoras salariales y condiciones laborales más justas. Sin embargo, esta lucha ha sido empañada por el clima de amenazas provenientes del gobierno de Javier Milei. La situación ha generado incertidumbre e inquietud, no solo entre los residentes que se encuentran en la primera línea de la atención, sino también entre el personal de planta y otros trabajadores de la salud.
Las denuncias de presiones y amenazas son alarmantes. Profesionales del hospital han revelado que las autoridades intentarían frenar la protesta a través de intimidaciones directas, sugiriendo que se contratarían nuevos médicos pediatras para ocupar los lugares de los residentes que no accedieran a levantar el paro. Carolina Goedelman, jefa clínica en el área de Hematología, ha compartido su preocupación, subrayando que los telegramas enviados advierten a los residentes que podrían ser despedidos si no cesan con las medidas de fuerza. Esta estrategia de presión ha tenido un impacto significativo, llevando a algunos residentes a considerar el fin de sus protestas, aunque no todos han claudicado ante las amenazas.
Además de la presión ejercida sobre los residentes, la situación se complica aún más con la investigación que enfrenta el ministro de Salud, Mario Lugones. Denunciado por irregularidades en la gestión del Hospital Garrahan, la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, ha señalado que la solicitud de renuncia del Consejo Directivo hecha por Lugones es una acción arbitraria. La intervención del juez federal Sebastián Casanello ha llevado a la necesidad de un informe que examine los cambios administrativos en el hospital y la distribución de bonificaciones a su personal en un contexto ya tenso. Este cúmulo de situaciones resalta un panorama crítico no solo en el Garrahan, sino en el sistema de salud del país, que sigue en la mira por su falta de atención a las necesidades de quienes están al frente de cuidar la salud de los más pequeños.