El presidente argentino, Javier Milei, realizó su segundo discurso ante la ONU, en el que reafirmó el reclamo de Argentina sobre la soberanía de las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes. En un ambiente marcado por la necesidad de transformación del rol del organismo internacional, Milei no dudó en cuestionar la efectividad de la ONU. Su crítica se basa en la percepción de que el organismo ha perdido de vista su propósito original, que era facilitar la cooperación entre Estados-Nación, convirtiéndose, según sus palabras, en un “gobierno de estilo supranacional” regido por burócratas internacionales que intentan imponer un modo de vida uniforme a las naciones.
En este sentido, Milei hizo un llamado directo al Reino Unido para que retome las negociaciones bilaterales sobre la soberanía de las Malvinas, invocando la resolución 2065 de la ONU. El presidente argentino caracterizó la actual ocupación británica como “ilegal” y defendió el reclamo “irrenunciable y legítimo” de su país sobre las islas y los territorios asociados. Su postura es clara y decidida, con un fuerte énfasis en la búsqueda de una solución pacífica a este conflicto histórico que ha marcado las relaciones entre ambos países durante décadas.
Además de abordar la cuestión de las Malvinas, Milei utilizó la tribuna de la ONU para extender sus críticas a la estructura y funcionalidad del organismo, expresando su afinidad con las posturas del ex presidente estadounidense Donald Trump respecto a la reestructuración del comercio internacional a través de aranceles recíprocos. Durante su discurso, también alertó sobre el peligro que representa tomar decisiones que favorezcan beneficios inmediatos sin considerar las repercusiones a largo plazo, instando a los líderes internacionales a tener en cuenta el futuro al realizar políticas y acuerdos en esta era de desafíos globales.
