La reautorización del débito automático interbancario: un cambio significativo en el panorama financiero argentino
El Banco Central de la República Argentina (BCRA) ha decidido reautorizar el débito automático interbancario para el cobro de préstamos, una medida que había sido suspendida en 2020 debido a controversias y problemas asociados. Esta decisión surge en un contexto complicado marcados por el endeudamiento de muchos argentinos, especialmente aquellos que reciben prestaciones sociales. Al regresar a esta modalidad, el BCRA busca facilitar el cobro de préstamos, pero también se enfrenta a la crítica preocupación de cómo este sistema podría afectar a los más vulnerables. Pedro Inschauspem, director del BCRA, ha estado trabajando en este tema y afirmó que esperan tener todo listo en menos de un mes.
La necesidad de regular el uso del débito automático se hizo evidente ante el alarmante incremento en las prácticas abusivas de prestamistas informales, que vaciaban las cuentas de beneficiarios sociales. Estas entidades, generalmente ligadas a fintechs, aprovechaban la falta de control para cobrar cuotas atrasadas con tasas usurarias, dejando a muchas personas sin recursos esenciales para su sustento diario. Miguel Pesce, expresidente del BCRA y artífice de la prohibición original del débito, enfatizó que se debía priorizar la protección de quienes más lo necesitan, evitando la explotación de sus finanzas en un entorno ya hostil por la inflación y otras dificultades económicas.
El BCRA no solo se enfrenta a la presión de regular el débito automático, sino que también observa un aumento significativo en el uso de tarjetas de crédito, lo que eleva el nivel de endeudamiento personal. Esta tendencia refleja un cambio en el comportamiento de los consumidores, que, en un intento por gestionar sus gastos, acaban recurriendo a créditos y endeudándose aún más. En Argentina, la situación económica genera que muchos se enfrenten a un dilema: ahorrar o gastar. Juan Curutchet, superintendente de Entidades Financieras, ha señalado la necesidad de implementar controles estrictos para evitar nuevos malentendidos y garantizar que el sistema favorezca a quienes realmente lo necesitan, en lugar de convertirlos en presas fáciles para prácticas financieras abusivas.


