Peter Lanzani y su Anécdota en Ushuaia: Entre el Arte y la Policía
En marzo de este año, Peter Lanzani se embarcó en una aventura en el sur de Argentina mientras filmaba en Tierra del Fuego, específicamente en Ushuaia. Todo parecía transcurrir con normalidad hasta la noche del 20, cuando, junto a un par de amigos, decidió dejar su huella artística en un galpón abandonado. Sin embargo, su creatividad se vio interrumpida abruptamente cuando fueron sorprendidos infraganti pintando un graffiti, lo que terminó resultando en su arresto. En una reciente participación en el programa “Nadie dice Nada” de Luzu TV, Lanzani compartió esta experiencia con un tono irónico, recordando que se encontraban en un lugar que “claramente no iba a quedar así”.
Mientras estaban inmersos en su labor artística, la llegada de un grupo de aproximadamente doce policías transformó la situación en una escena casi surrealista. “Nos empezaron a palpar, a ver si teníamos drogas”, relató. A pesar de no tener nada más que algunos cigarrillos y haber estado sobrios durante la cena, los agentes decidieron llevarlos al patrullero. El actor recordó que, en lugar de asustarse, empezaron a reírse, haciendo que la situación se tornara aún más absurda. Lanzani también mencionó cómo esa misma noche, la policía estaban tras la pista de un delincuente fugitivo, lo que realzó la chocante ironía de ser arrestados por un graffiti en lugar de la grave situación que enfrentaban los agentes.
La experiencia en la comisaría superó las expectativas de cualquier anécdota de viaje. A pesar de haber sido “metidos en el calabozo”, Lanzani bromeó sobre cómo lograron dormir en esas circunstancias. El humor prevaleció incluso en los momentos de interrogación, donde las preguntas se repetían insistentemente mientras esperaban su liberación. Al amanecer, fueron despertados con un desayuno más que austero: un poquito de agua y un pedazo de pan. Y al salir, la sobredimensión de la repercusión del hecho no pasó desapercibida para el actor, quien se encontró con un aluvión de mensajes en su teléfono, mucho más de los que recibía en su cumpleaños. Pero esto no fue todo; en el mismo viaje, Lanzani también tuvo que enfrentar un robo, lo que añade otra capa de imprevisibilidad a sus travesías en el sur argentino.
Estas anécdotas subrayan no solo la naturaleza impredecible de la vida en el exterior de las grandes ciudades, sino también el sentido del humor y la camaradería que Lanzani comparte con su equipo creativo. Las dificultades, en lugar de desalentarlos, se convierten en historias para contar. En última instancia, su relato demuestra cómo el desafío de la producción independiente puede transformarse en una fuente de inspiración, y cómo cada experiencia, incluso la más poco convencional, puede ser el cimiento de narrativas creativas.
