Un misterio que conmueve a Villa La Angostura
Desde hace más de tres semanas, la comunidad de Villa La Angostura se encuentra en alerta debido a la desaparición de Carlos Ancapichun, un hombre de 76 años que fue visto por última vez en la localidad chilena de Entre Lagos. A pesar de ser un caso que ha despertado el interés y la preocupación de muchos, el Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (Senapred) decidió retirar sus recursos de búsqueda, lo que ha desatado indignación en la familia de Carlos. Ellos sostienen que este retiro obstaculiza significativamente las posibilidades de encontrarlo y cuestionan la falta de compromiso por parte de las autoridades, dado que el organismo había aportado de forma crítica al equipo de búsqueda. La ausencia de resultados y la limitada intervención por parte de Senapred son un golpe duro para quienes esperan respuestas.
Sospechas de discriminación y desamparo
La familia de Carlos considera que la forma en que se está manejando la situación plantea serias dudas sobre la equidad del proceso, señalando a su origen mapuche como un posible factor de discriminación. Mirko Ojeda Hidalgo, nieto de Carlos, confidenció que sienten que la atención que han recibido no se asemeja a la de otros casos recientes, como el de la concejala chilena María Ignacia González, que desapareció el mismo día y con una respuesta estatal mucho más rápida y efectiva. Para ellos, estas diferencias no son meras coincidencias, sino indicios de un desinterés y un trato desigual hacia personas de orígenes étnicos diferentes. La familia sostiene que Carlos no se perdió por accidente, y tienen serias inquietudes de que haya habido intervención de terceros en su desaparición.
Una historia con ecos del pasado
La desaparición de Carlos Ancapichun carece de precedentes. El hombre fue visto por última vez el 13 de junio, tras visitar a un hermanastro; su camioneta fue hallada días después, estacionada junto a la ruta, sin signos de violencia. Sin embargo, el hecho de que su denuncia de desaparición no se realizara hasta el lunes siguiente, tras el hallazgo del vehículo, genera dudas sobre las circunstancias en las que se perdió. Para agregar un tinte aún más sombrío a esta historia, la familia recuerda que en 1950, el padre de Carlos también desapareció en la misma zona, un hecho que añadió un estigma que ronda sobre ellos. A medida que los días pasan sin respuestas, la angustia y el deseo de encontrar a Carlos crece, reflejando el dolor y la desesperación de quienes lo quieren.