La trágica historia de Diego Olmos: un adolescente desaparecido
Diego Olmos fue un joven de 16 años que a mediados de los años 80 comenzó a construir su camino en la vida. Estudiaba en la ENET N° 36 y su pasión era el fútbol, deporte que practicaba en el club Excursionistas, ubicado en Belgrano. Una tarde del 26 de julio de 1984, tras regresar del colegio y almorzar con su madre, Diego pidió dinero para ir a visitar a un amigo. La última vez que sus familiares lo vieron fue en una esquina cercana a su hogar. Al caer la noche y sin noticias de él, sus padres se dirigieron a la comisaría 39, donde les desestimaron la denuncia, argumentando que probablemente se había ido con una joven. Esta respuesta, que desalentó a su familia, fue solo el comienzo de una búsqueda que se extendería por cuatro décadas.
El caso de Diego pasó a ser parte de la dolorosa lista de desaparecidos que atormentaban a muchas familias en Argentina durante esa época. A pesar de las múltiples instancias en las que su familia recurrió a los medios, sólo lograron visibilidad en una entrevista en la revista ¡Esto!, donde Juan Benigno, el padre de Diego, expresaba su indignación por la falta de atención policial. “La Policía dice que tiene tres mil casos iguales”, sostuvo. El tiempo pasó y el recuerdo del adolescente se volvió una herida abierta para sus seres queridos, que mantuvieron su habitación intacta, esperando un regreso que nunca llegó.
Casi 40 años después, el destino de Diego fue revelado de una manera inesperada. En mayo de este año, obreros que realizaban trabajos en un chalet que alguna vez habitó Gustavo Cerati, encontraron restos humanos en el jardín de la propiedad. La conmoción se desató y, tras las investigaciones pertinentes, se estableció que los huesos pertenecían a Diego Olmos. Un sobrino, movido por la noticia y la coincidencia de detalles, inició el camino hacia la verdad. Las pruebas de ADN confirmaron la identidad del joven desaparecido. La noticia trajo consigo un triste cierre para su familia, que durante años había anhelado respuestas y un merecido desenlace a la angustia que los acompañó por tanto tiempo. Aunque los delitos están prescriptos, el fiscal a cargo, Martín López Perrando, ahora enfrenta el complejo desafío de reconstruir la historia detrás del crimen, indagando en el pasado y citando a quienes vivieron en la casa donde se hallaron los restos de Diego.