Cambios en los Patrones de Consumo por la Crisis Económica
En medio de una creciente inestabilidad económica, el ajuste de los consumos se ha convertido en una realidad palpable para muchas familias argentinas. Según un reciente estudio del Centro Nacional de Responsabilidad Social Empresarial y Capital Social (Cenarsecs) de la UBA, alrededor del 72% de los encuestados ha visto caer su poder adquisitivo en el último tiempo, lo que ha llevado a una re-evaluación de sus hábitos de gasto. Aproximadamente el 43% de las familias han hecho recortes sustanciales en sus gastos, mientras que un 29% ha optado por ajustes más moderados. Este fenómeno no solo se traduce en un cambio en las compras, sino que también destaca la creciente necesidad de priorizar productos básicos frente a otros menos esenciales.
No obstante, el impacto del ajuste en los consumos no se distribuye de manera equitativa. Un aspecto notable del informe es cómo las mujeres están asumiendo una carga más alta. El 76% de ellas ha reducido significativamente sus gastos, en comparación con el 66% de los hombres. Este dato revela que, en muchos hogares, las mujeres no solo se encargan de gestionar el presupuesto diario, sino que también son las que más sufren los efectos de la inflación y el encarecimiento de bienes esenciales como la comida y los servicios públicos. La desigualdad se vuelve aún más evidente cuando se analizan los distintos niveles socioeconómicos: en el nivel alto, solo el 38% se ha ajustado, mientras que en la clase media el porcentaje asciende al 67%, y en los sectores de bajos ingresos alcanza un alarmante 82%.
A pesar de las dificultades económicas, el estudio también pone de manifiesto un compromiso sorprendente con el consumo responsable. Un 75% de los encuestados considera factores sociales o medioambientales al seleccionar productos, mientras que el 70% está dispuesto a pagar más por opciones sostenibles. Estos resultados muestran que la conciencia sobre el impacto social y ambiental de las compras se mantiene, incluso en tiempos de limitaciones financieras. Cerca de un tercio de los consumidores siente que estas prácticas son una prioridad, evidenciando que, a pesar de la necesidad de recortes, existe un interés genuino por equilibrar el consumo responsable con las exigencias del día a día.
