Mitre y Villegas: Un Encuentro de Historia y Estilo en la Arquitectura de Bariloche
El cruce de las calles Mitre y Villegas en Bariloche es un punto clave que no solo marca una intersección vial, sino que también resuena con la rica historia arquitectónica de la ciudad. En este sitio se encuentra el emblemático edificio del Banco Nación, concebido por el arquitecto Alejandro Bustillo en 1942. Su diseño magistral refleja la fusión del pintoresquismo y el historicismo, características que dotan al inmueble de un encanto singular. Mientras que el pintoresquismo busca crear una estética visual agradable a la vista, el historicismo revive elementos de épocas pasadas. Esta mezcla se traduce en una estructura que incorpora la arquitectura andina junto a toques neoclásicos, ofreciendo a los visitantes un verdadero viaje a través del tiempo y del espacio, donde la tradición y la modernidad coexisten.
La historia del Banco Nación en este lugar no comienza en 1942; en el mismo predio existió una primera sede del banco construida en 1922 por la empresa de Primo Capraro. Esta primera obra, diseñada por los arquitectos Peralta Martínez y Denis, fue una construcción en piedra con una distintiva torre octogonal. Desafortunadamente, esta hermosa estructura fue demolida para dar paso al edificio actual, que ha resistido la prueba del tiempo y se ha convertido en un referente arquitectónico y cultural en Bariloche. Al lado de esta imponente construcción, una placa conmovedora rinde homenaje a Julio César Schwartz, un empleado del Banco Nación que desapareció durante la última dictadura militar, un recordatorio de las sombras que también habitan en la historia argentina.
La esquina de Mitre y Villegas no es solo un sitio de interés arquitectónico; también es un lugar de encuentro vibrante para locales y turistas. La vereda del banco se convierte en un escenario donde bailarines de tango, evocando el espíritu de Buenos Aires, deleitan a los transeúntes. Esta actividad artística se ha popularizado entre los visitantes, quienes se sienten atraídos tanto por la majestuosidad del edificio como por el ritmo del tango que llena el aire. Fotografiarse junto a esta edificación imponente, mientras se aprecia un show de tango, es una experiencia que captura la esencia de la cultura argentina en un solo lugar, creando memorias imborrables en la mente de quienes cruzan por allí.