El reciente encuentro paritario del 15 de mayo entre la ministra de Educación, Patricia Campos, y los representantes del gremio docente, UnTER, dejó un sabor amargo. Desde el sindicato manifestaron que la actitud del gobierno fue provocativa, señalando que las excusas sobre la situación financiera de la provincia eran “inconsistentes”. Con un contexto de inflación creciente y salarios que no se ajustan a la misma, los docentes sienten que sus demandas están siendo ignoradas. En cuatro meses, el índice de precios al consumidor (IPC) acumuló un 11,6%, mientras que el aumento salarial otorgado fue solo del 5,6%. Esto genera una profunda preocupación por el poder adquisitivo de los trabajadores de la educación.
UnTER exige, desde su posición, que el gobierno tome en cuenta el impacto del proceso inflacionario en los salarios de los docentes. Los datos son claros: el aumento prometido no solo se queda corto, sino que se presenta en un contexto donde la inflación avanza a un ritmo alarmante. En este sentido, los docentes se sienten traicionados, ya que el gobierno había acordado convocar a esta audiencia paritaria un mes antes, lo que demuestra una falta de compromiso en cumplir los plazos establecidos. Además, desde la última reunión, no se han concretado las reuniones solicitadas sobre políticas educativas, lo que aumenta la frustración en un sector que se siente cada vez más desprotegido.
La respuesta de UnTER ha sido clara y contundente: demandan una inmediata propuesta de recomposición salarial que refleje la realidad económica que enfrentan. Los integrantes del sindicato no solo expresan su descontento, sino que también ponen en relieve la responsabilidad del Ministerio de Educación en las consecuencias que podría tener el congelamiento salarial en un contexto de crisis socioeconómica. La participación activa de todos los secretarios de niveles en la reunión demuestra la gravedad de la situación y la necesidad de unir fuerzas para luchar por mejores condiciones laborales y educativas.