Reclamo por el Puente de Ñirihuau: La Voz de los Vecinos

Desde hace varios meses, los habitantes de la zona están levantando la voz para exigir una solución urgente a la situación del Puente de Ñirihuau. En una acción colectiva que refleja su preocupación diaria, vecinos como Mónica se han movilizado para hacer visible el deterioro que afecta a esta estructura vital. “Estamos cansados”, declara Mónica, quien destacó que el puente no solo conecta sus hogares, sino que también es una arteria clave para quienes deben desplazarse hacia su trabajo. La falta de barandas y la inseguridad de la pasarela han generado un ambiente de ansiedad, especialmente con la llegada del verano, donde el miedo a que se utilice la madera para hacer fuego se vuelve más palpable.

Un Llamado a las Autoridades

El reclamo de los vecinos no es reciente; lleva al menos cinco meses gestándose. En el último encuentro, se firmaron dos notas que están destinadas a las intendencias locales, con el objetivo de que intervengan de manera efectiva en la reparación del puente. Beatriz, otra de las vecinas, enfatiza que el puente no solo necesita reparaciones superficiales, sino que es esencial que se reemplace la estructura de madera por una de hormigón, y sugiere que el actual pase a ser exclusivo para peatones. Este tipo de demandas resuena en el corazón de la comunidad, que siente que sus necesidades han sido desatendidas durante demasiado tiempo.

Promesas Incumplidas y la Historia del Puente

La frustración crece aún más cuando se recuerda que los medios habían informado en junio que las obras comenzarían. Sin embargo, hasta la fecha, el puente luce igual de deteriorado. Silvia, otra vecina activa en el reclamo, recuerda que este puente tiene una importancia histórica, siendo una de las rutas de comunicación más antiguas con Bariloche. “Es la única alternativa a la Ruta 40 en caso de emergencia”, dice, añadiendo que es vital que se coloquen señales claras que regulen el uso del puente, especialmente en relación al peso permitido, para evitar el colapso de la estructura. Su mensaje es claro: no solo se necesita un puente, sino uno que garantice la seguridad y el bienestar de las personas que lo transitan cada día.

La comunidad sigue unida en este llamado a la acción, esperando que sus voces finalmente sean escuchadas y que las promesas se conviertan en obras concretas.