El Chocolate Dubái Llega a Bariloche: Una Experiencia Única
La noticia de la llegada del chocolate Dubái no ha pasado desapercibida para los barilochenses, quienes se han mostrado entusiasmados ante la posibilidad de probar una delicia que combina lo mejor de la tradición chocolatera con un toque exótico. A cargo de esta innovadora propuesta está Sarah Hamouda, una emprendedora británica-egipcia residente en Dubái. La historia detrás de este dulce comenzó en 2021, cuando Sarah, al enfrentar un antojo durante su embarazo, decidió hacer su propia versión de knafeh, un postre emblemático del Medio Oriente. Sin embargo, en lugar de detenerse ahí, fusionó este manjar con el chocolate, dando vida a la tableta “Can’t get knafeh of it”, que rápidamente capturó la atención del público a nivel global.
La fama de Sarah y su chocolate único se ha expandido gracias a las redes sociales y el respaldo de influencers, lo que ha llevado a pasteleros de todo el mundo, incluido Bariloche, a intentar replicar su creación. En la tierra de los chocolateadores, la respuesta ha sido positiva: varias chocolaterías están ofreciendo sus propias versiones del chocolate Dubái. En la clásica intersección de Mitre y Rolando, por ejemplo, una de las tiendas ofrece el chocolate en tres variantes: la original, una versión con chocolate blanco y otra con azafrán y miel. A pocos pasos, otra chocolatería se suma a la tendencia, llevando la experiencia Dubái a más locales de la ciudad.
Sin embargo, la llegada del chocolate Dubái no ha estado exenta de sorpresas. Un alfajor de chocolate Dubái, anunciado como edición limitada, se convirtió en un fenómeno de ventas, agotándose a una velocidad sorprendente en la sucursal ubicada frente a los arcos del Centro Cívico. Las opiniones sobre este chocolate son diversas: mientras que unos lo exaltan como un manjar, otros se atreven a decir que su textura es comparable a “masticar vidrio”. Esta mezcla de sensaciones ha llevado a que cada degustación sea un viaje único y conversado entre los amantes del chocolate.
