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Cifras preocupantes: Argentina alcanza en 2024 el más alto índice de pobreza infantil desde 2001

Lectura Obligada

La crisis de la pobreza infantil en Argentina

La pobreza infantil en Argentina ha alcanzado cifras alarmantes, con un 67,3% de niñas, niños y adolescentes afectados durante el primer semestre de 2024. Este dato, proporcionado por el Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA-UCA), revela un panorama preocupante, similar al que se vivió durante la recesión económica de los años 2000. A medida que la situación económica se deteriora, el poder adquisitivo de las familias se ha visto drásticamente reducido, exacerbado por una inflación que ha elevado su índice acumulado a un preocupante 62,4% en los primeros seis meses del año. En este contexto, cada vez más hogares argentinos enfrentan la dura realidad de una pobreza estructural que afecta especialmente a los más vulnerables.

El incremento en la pobreza infantil no es un fenómeno aislado; está profundamente relacionado con el encarecimiento de la Canasta Básica Total (CBT). Durante este primer semestre, los ingresos familiares se ubicaron un 42,6% por debajo del umbral necesario para cubrir las necesidades básicas, una desmejora notable en comparación con el 37,8% del segundo semestre de 2023. Este aumento en la brecha económica no solo profundiza la pobreza existente, sino que también agrava las carencias de aquellas familias que ya estaban en situación de vulnerabilidad. Las condiciones de vida se han vuelto insostenibles, llevando a muchas familias a buscar opciones alternativas para sobrevivir, lo que pone en riesgo la salud y el bienestar de sus hijos.

El impacto geográfico de la pobreza es también significativo. Ciudades como Gran Resistencia, Concordia, Santiago del Estero, y el Gran Buenos Aires se encuentran entre las más afectadas, con niveles de pobreza que superan el 60%. Aunque algunas áreas del sur y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires han logrado cierta mejoría, el norte y noroeste del país siguen mostrando una vulnerabilidad estructural preocupante. A pesar de las políticas sociales implementadas, tales como los aumentos en la Asignación Universal por Hijo (AUH) y mejoras en la Tarjeta Alimentar, estas medidas resultan insuficientes para revertir el daño que la crisis económica ha causado en el tejido social argentino. La calidad de vida de los niños y adolescentes se encuentra en juego, y la urgencia de soluciones efectivas se torna inminente ante un futuro incierto.

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