Las Durísimas Condiciones en el Penal N°3 de Bariloche
El Penal N°3 de Bariloche ha sido objeto de fuertes críticas por las condiciones deplorables en las que se encuentran los reclusos. El referente de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), Rubén Marigo, se reunió el 27 de agosto de 2025 con miembros de la Defensoría General de Bariloche, el obispo Juan Carlos Ares, y la responsable pastoral carcelaria, Cristina Martín. Marigo destacó que la realidad de los detenidos es alarmante: “Las condiciones son muy malas y se están violando los Derechos Humanos”. La situación ha escalado, y se han clausurado comisarías que no cumplen con lo mínimo necesario para el alojamiento de personas detenidas.
Superpoblación y Falta de Dignidad
La superpoblación es un tema crítico. En este momento, el Penal N°3 alberga 150 personas, mucho más que el límite de 90 establecido. Marigo señaló que la falta de espacios adecuados impide incluso el acceso a un recreo digno. Además, explicó que “no hay posibilidades de tener camas como la gente, ni viandas adecuadas”. Esta situación se traduce en condiciones inhumanas, donde algunos reclusos se ven obligados a dormir de pie o carecer de acceso a agua caliente. A pesar de las quejas y solicitudes constantes, las soluciones hasta ahora han sido parches, lo que pone en evidencia la falta de una respuesta política efectiva.
La Necesidad de un Nuevo Establecimiento
Marigo subrayó que la construcción de un nuevo penal es una necesidad urgente. Si bien reconoció que esto no sería una solución inmediata y que implicaría una serie de costos logísticos, enfatizó que “esto es un reclamo que tiene más de 15 años“. La percepción de que es un problema presupuestario resulta inaceptable en un contexto donde los derechos humanos están en juego. “Si se incluyera en el presupuesto y contara con el apoyo legislativo, se podría crear un lugar que no vulnere los derechos fundamentales”, argumentó. Sin embargo, mientras se postergan estas decisiones, la situación actual sigue siendo insostenible, y Marigo teme que cualquier traslado solo complique más la existencia de los reclusos, separándolos de sus familias y aumentando su sufrimiento.
