El Aguinaldo en 2025: Cambios en la Gestión de Ingresos Extra
En 2025, millones de argentinos se preparan para administrar su aguinaldo, ese ingreso adicional que tradicionalmente ha servido para darse un gusto, planificar un viaje o invertir en algún proyecto personal. Sin embargo, las circunstancias han cambiado drásticamente. Un estudio reciente de la consultora Focus Market, que abarca más de 3,800 casos, reveló que un 29% de los trabajadores registrados destinarán su Sueldo Anual Complementario (SAC) a saldar deudas. Este dato es alarmante, ya que representa un aumento de 16 puntos porcentuales en comparación con el 13% registrado en 2024, lo que la convierte en una tendencia clara hacia la priorización del pago de deudas frente al consumo.
Detrás de esta elección de los asalariados se encuentran diversas problemáticas económicas que afectan profundamente a la clase media argentina. La persistente pérdida de poder adquisitivo ha dejado a muchas familias ante una situación apremiante, donde lo que solía ser un dinero destinado al ocio se ha transformado en una herramienta esencial para salir de apuros económicos. En este sentido, la situación se presenta como un salvavidas en medio de un mar de incertidumbres, donde muchas familias deben reajustar su consumo y priorizar la estabilidad financiera por encima de las gratificaciones momentáneas.
Otro aspecto significativo de esta nueva realidad es el comportamiento conservador que la población ha adoptado en cuanto a sus gastos. Analizando las intenciones de uso del aguinaldo, se observa que solo un 19% de los encuestados planifica usarlo para vacaciones, una cifra que ha caído 7 puntos respecto al año anterior. Asimismo, la inversión en acciones ha disminuido del 23% al 19%, mientras que la compra de dólares bajó del 16% al 12%. Ante la presión inflacionaria y la búsqueda de liquidez, los argentinos han dejado atrás la acumulación de bienes, reflejada en que apenas el 1% planea utilizar el aguinaldo para abastecerse en supermercados o realizar colocaciones en plazos fijos, lo que resulta en un panorama que evidencía cómo el contexto macroeconómico ha moldeado el comportamiento de consumo individual y familiar.
