Un Avance en la Predicción de Erupciones Volcánicas
Un equipo de investigadores de la Universidad de Granada (UGR) ha hecho un importante descubrimiento que podría revolucionar la forma en que se gestionan los riesgos volcánicos. Utilizando una combinación avanzada de Inteligencia Artificial y Teoría de la Señal, han desarrollado un método que permite anticipar erupciones volcánicas con hasta doce horas de antelación. Este avance no solo facilita la identificación temprana de eventos eruptivos, sino que también proporciona una manera de confirmar el fin de la actividad volcánica en apenas tres horas. Con la validación de este método en erupciones recientes, como la del volcán Tajogaite en La Palma y el Volcán de Fuego en Colima, se abre un nuevo horizonte en la monitorización volcánica y la protección civil.
La metodología en cuestión se basa en el análisis de tres parámetros sísmicos específicos: la entropía de Shannon, el índice de frecuencia y la curtosis. La entropía de Shannon, que mide el desorden de las señales sísmicas, disminuye justo antes de una erupción, indicando una mayor organización en la actividad sísmica. El índice de frecuencia ayuda a detectar cambios en las frecuencias dominantes asociados a diferentes tipos de actividad magmática, mientras que la curtosis permite identificar eventos sísmicos impulsivos. Esta técnica ha demostrado su eficacia en diversos volcanes de todo el mundo, logrando pronosticaciones con un margen de al menos nueve horas en el caso de La Palma en 2021.
Además de ser un avance técnico, esta investigación también se traduce en una mejora tangible para la seguridad pública. Durante la reciente crisis volcánica en Santorini, el equipo de la UGR colaboró con el gobierno griego en el seguimiento de la actividad sísmica, ofreciendo asesoramiento valioso para la protección civil. La implementación de esta metodología en los sistemas de monitoreo volcánico podría permitir a las autoridades activar protocolos de evacuación de manera más eficiente, resguardando vidas y minimizando el impacto social de las erupciones. En este contexto, el trabajo de los investigadores se convierte en una herramienta esencial para quienes se enfrentan a la gestión de riesgos en regiones volcánicamente activas.
