Escándalo en el Congreso: La polémica presidencia de la comisión de Presupuesto
El Congreso de la Nación se vio sacudido por un intenso debate que giró en torno a la presidencia de la comisión de Presupuesto, liderada por el diputado José Luis Espert. A medida que se acercaba el análisis del presupuesto 2026, surgieron denuncias periodísticas que vinculaban a Espert con un empresario -el conocido “Fred” Machado- acusado de narcotráfico. Esta situación encendió la ira de miembros de casi todos los bloques legislativos, quienes, en un acto de firme oposición, exigieron su renuncia. Sin embargo, a pesar de la presión intensa, Espert se mantuvo en su puesto, desatando una atmósfera de tensión palpable en el recinto.
El conflicto estalló de forma pública en medio de un debate acalorado, donde la figura del economista se convirtió en el blanco de duras críticas. Diputados de la Coalición Cívica y de otros espacios políticos se lanzaron con firmeza contra él. Juan Manuel López, por ejemplo, le pidió que renunciara con argumentos contundentes, mientras que Vilma Ripoll, del FIT, utilizó la ironía para poner de relieve la desesperación en el ambiente: “Presidente, ¿cuál elije, cárcel o bala?”. No obstante, la estrategia de Espert fue desmarcarse de la presión a través de una actitud serena y de repetidos “gracias, diputado”, lo que generó un contraste inquietante entre su calma y el caos circundante.
A medida que el escándalo se desarrollaba, las otras formaciones políticas, desde el PRO hasta la UCR, parecían paralizadas ante la situación. A pesar del clamor opositor, las voces de apoyo hacia Espert fueron escasas y poco convincentes. Gabriel Bornoroni, jefe del bloque La Libertad Avanza, intentó ofrecer un respaldo, defendiendo la importancia de no permitir que la política empañara el tratamiento del presupuesto. Sin embargo, sus palabras se desvanecieron entre el creciente clamor de quienes exigían respuestas y decisiones claras, dejando al diputado en una posición de creciente cuestionamiento. La jornada se convirtió en un verdadero juego de tensiones, donde las acusaciones flotaban en el aire, haciendo eco en todo el recinto, mientras los legisladores luchaban por recuperar la estabilidad en un contexto de incertidumbre.
